Los golfistas, especialmente los amateurs, deberían prestar más atención a sus pies, una de las partes del cuerpo más castigadas en el campo. Un jugador aficionado recorre aproximadamente nueve kilómetros y da unos 11.000 pasos durante 18 hoyos. Además, la tracción de los pies durante el downswing puede ejercer una fuerza equivalente a 150 kilos en un jugador de 90 kilos.
Esta exigencia física conlleva un riesgo alto de lesiones comunes.
La fascitis plantar es una inflamación frecuente de la membrana que recubre la musculatura de la planta del pie, a menudo provocada por las tracciones repetidas en cada impacto. Otra dolencia común es la tendinitis, la inflamación de los tendones en el arco, causada por la excesiva presión repetitiva del swing. Finalmente, el neuroma de Morton es un engrosamiento del tejido nervioso entre los dedos, cuya causa se desconoce, pero que puede verse influido por la tendencia a cambiar de peso durante el swing.
Para prevenir estas molestias, los expertos recomiendan una serie de medidas:
Equipamiento adecuado: Los zapatos de golf deben llevarse un poco más apretados que las deportivas para inmovilizar el pie.
Especialista: Es fundamental recurrir a un especialista para obtener adaptadores ortopédicos si se tienen pies asimétricos, como uno pronado y otro no.
Ejercicios: Se aconsejan estiramientos de pantorrillas y del Tendón de Aquiles , y ejercicios para ganar fuerza y flexibilidad como el del alfabeto o el de la canica.
Cuidar los pies no solo ayuda a prevenir lesiones, sino que también contribuye a una mejor transferencia de fuerza a la bola, ya que los tacos del calzado ofrecen una mejor tracción que las zapatillas deportivas.