Madrileño de pura cepa, nacido en Cuatro Caminos, en 1966 ya andaba pegando palos en un descampado de su barrio de Monte Carmelo, justo unas decenas de metros por encima de donde hoy se sitúa el Centro Nacional, el actual campo de golf de la Federación Española, cuando la M-40 no era siquiera un proyecto imaginable. Son las vueltas que da la vida y los regates caprichosos del destino. Han pasado casi cincuenta años desde que aquel muchacho de once años, Pepín, el quinto de doce hermanos, se iniciara del modo más rústico, justo antes de comenzar a ganarse unas propinas como caddie en el Club de Campo.
Entre medias, hasta hoy, no hace falta recordar el amplio palmarés como profesional de José Rivero. Él sigue compitiendo para matar el gusanillo, pero su principal proyecto profesional pasa en estos momentos por su faceta de entrenador. Pepín es ahora mismo uno de los más reputados maestros en España, y completa su equipo de trabajo con Eduardo Serrano, un experto en coordinación neuromuscular, matería revolucionaria en el mundo del deporte. Su grupo de jugadores profesionales de élite ha ido creciendo y son ya cinco lo que están a sus órdenes: Álvaro Quirós, Antonio Hortal, Sebastián García Rodríguez y las dos últimas incorporaciones, Carlos del Moral y Nacho Elvira.
Todos ellos pasan con mayor o menor regularidad por Madrid, si bien Antonio, Nacho y Sebastián viven en la capital de España y con ellos resulta más sencillo el contacto. De momento, las incursiones en el mundo amateur han sido puntuales y esporádicas, aunque no descartan nada más adelante. Dos son las principales coordenadas de su trabajo como entrenador, según sus propias palabras: “la parte mental, la de la confianza en sí mismo, la de conseguir que un jugador crea en su juego a través del trabajo, es muy importante. Por otro lado, no creo en los principios robóticos en la técnica: nosotros nos adaptamos a cada jugador y potenciamos la naturaleza de su swing”. Con todos ellos, salvo Quirós, está aprovechando para trabajar en el Challenge de Madrid que se disputa esta semana en El Encín.
Para el golfista, el silencio no es vacío, sino la música que acompaña cada swing, cada estrategia, cada instante d...
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