El golf es un deporte que exige cierta elegancia, una indumentaria adecuada tanto en el campo como en las zonas de prácticas, no estando permitida la utilización de chándal, traje de baño, camiseta sin cuello, camiseta sin mangas en el caso de los caballeros, zapatos que no sean de golf, la gorra con la visera hacia atrás o la camisa por fuera.
Con el paso del tiempo, la vestimenta ha ido cambiando para hacer más cómodos los movimientos propios del golf. Por esta razón muchas marcas de ropa han realizado modificaciones e innovaciones textiles para que los golfistas puedan disfrutar de su juego con total libertad de movimiento mientras que a la vez, mantienen una presencia elegante en el campo.
Hay una modalidad; Hickory, en la que han vuelto a los orígenes del golf, en la vestimenta y en los palos, todo anterior a 1935 (bombachos, pajarita, corbata, camisa blanca, falda larga, gorra...) Hoy en día casi una hazaña, no sólo por encontrar el material sino por jugar con palos de golf de madera.
En el caso de las mujeres comenzaron a jugar con miriñaques, polisones, enaguas y corsés que sin duda dificultaban enormemente el "swing". Era la época de María I de Escocia en el siglo XVI, una de las primeras mujeres en practicar golf. Las damas de la alta sociedad siguieron el ejemplo de María y comenzaron a practicarlo con una amplia falda sujetada a la pierna por encima del tobillo con cintas elásticas, limitando en gran medida los movimientos.
A la moda victoriana la siguió la eduardiana, más relajada, pero tampoco cómoda, de la que Isette Pearson, fundadora de la Ladies Golf Union (LGU), era fiel seguidora cuando lo habitual era lucir falda negra hasta los pies y blusa blanca.
Llegaron los "locos" años 20, la falda se acortó, se veían los tobillos y el vestido de dos piezas permitía más movimiento.
Pero la revolución real se produciría en 1933, cuando Gloria Minoprio decidió participar en el Ladies British Open con pantalones (conservados en el British Golf Museum de St. Andrews).
Desde entonces, los pantalones conviven con conjuntos de dos piezas con faldas por debajo de la rodilla y, desde 1970 con el "skort" o falda pantalón. Todo se ha ido acortando e incluso estrechando, y ya las camisas femeninas se han liberado de llevar cuello y mangas.
En la LPGA (Ladies Professional Golf Association) en el año 2017, el organismo envió una carta a todas las jugadoras en la que informaba de la prohibición de los escotes y las mallas argumentado que "cuando se está en el campo de juego, el único objetivo de las deportistas es el de competir con unas normas que no generen ningún tipo de controversia o deriven en otros elementos extradeportivos". Hoy solo limita el uso de vaqueros, la única prenda prohibida para las mujeres.