Reírse de uno mismo, especialmente en la montaña rusa emocional que a menudo es el golf, te asegura la diversión de por vida. El secreto reside en resistir la tentación de la autocrítica despiadada, ese juez implacable que todos llevamos dentro. Curiosamente, el golpe más temido por los golfistas, el infame bogey, en sus albores, se consideraba un buen resultado. Ironías del destino… para morirse de risa.
Ataque de risa en un partido de golf
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