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  Seve acababa de ganar su primer Masters de Augusta en 1980 y su manager, a modo de premio, le ofreció la posibilidad de conocer en persona al Papa. Ballesteros se mostró agradecido, pero hizo una petición.

 

Seve acababa de ganar su primer Masters de Augusta en 1980 y su manager, a modo de premio, le ofreció la posibilidad de conocer en persona al Papa. Ballesteros se mostró agradecido, pero hizo una petición. ¿Puedo cambiar el premio? ¿Y si en lugar de conocer al Papa tengo un encuentro con Muhammed Ali? Dicho y hecho. O casi. El boxeo era el deporte favorito del golfista de Pedreña después del golf y Ali era su gran ídolo, un referente. “Era mi auténtico héroe deportivo”, confesó en alguna ocasión durante alguna entrevista.

 

Mediante su manager se concertó la cita. Ali nunca fue un gran entendido de golf, ni siquiera lo seguía mucho, pero quería conocer también a aquel jovencito español del que todo el mundo hablaba y que había hecho historia en Augusta. De genio a genio.

 

Por alguna circunstancia, Ali no pudo acudir en persona a la cita, pero sí llamó por teléfono a Severiano. Fue una charla breve pero intensa. Duró unos dos minutos. De estrella a estrella. Vibrante. Emocionante. Fue una llamada que llegó al corazón de Seve, hasta el punto de que grabó la conversación y la guardó para siempre. 27 años la seguía escuchando en un viejo reproductor y se emocionaba cada vez (en el vídeo que acompaña a este texto pueden escuchar aquella vieja grabación).

 

En su autobiografía, Seve reconoce su admiración por el boxeo y por la figura de Ali. “”Mi deporte predilecto era el boxeo. Admiraba a Muhammad Ali y disfrutaba viendo boxear a Ken Norton, Joe Frazier, George Foreman, Lennox Lewis, en fin a todos. Pero mi preferido era Ali”, asegura. De hecho, en ese mismo extracto (página 258 de la primera edición de Tutor) explica que sus problemas de espaldas procedían de cuando practicaba boxeo de pequeño y durante un combate con un amigo se hizo daño en las lumbares al tratar de esquivar un golpe.

 

Recordamos esta historia de Ali y Seve en el día que se ha confirmado la muerte del boxeador norteamericano. Dos leyendas unidas por una bonita historia de admiración y reconocimiento. En 2011, recién fallecido Seve, Colin Montgomerie dejó para los restos uno de los más bonitos epitafios sobre el cántabro: “fue para el golf nuestro Muhammad Ali”.

 

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