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El Sol puede ser un problema, si no tomas precauciones.

La prolongada exposición solar, la falta de sombra y jugar en horas críticas convierten este deporte en una actividad de alta peligrosidad para la piel. Un estudio español revela que un 40% de los jugadores ya presenta lesiones precancerosas.

Con la llegada del verano y las jornadas soleadas, la pasión por el golf lleva a miles de aficionados a los campos. Sin embargo, una campaña de concienciación alerta sobre los graves riesgos que esta práctica deportiva entraña para la salud de la piel si no se toman las precauciones adecuadas. Lejos de ser un entorno seguro, el campo de golf se convierte en un escenario de exposición solar extrema, con consecuencias que van desde el envejecimiento prematuro hasta el cáncer de piel.

El principal factor de riesgo es la alta exposición a la radiación ultravioleta. Una partida de golf estándar dura entre cuatro y cinco horas, un tiempo durante el cual los jugadores permanecen al aire libre, a menudo sin acceso a sombras. Este peligro se magnifica en los horarios críticos, entre las 11:00 y las 16:00, cuando la intensidad de los rayos UV es máxima y más dañina.

De la quemadura al cáncer: las consecuencias de jugar sin protección

La exposición solar sin la protección adecuada puede causar daños irreparables en la piel. Los efectos más inmediatos y visibles son las quemaduras solares, un claro indicativo de daño celular profundo. A largo plazo, las consecuencias se agravan, provocando un envejecimiento prematuro que se manifiesta en la aparición de arrugas, pérdida de elasticidad y la característica "piel curtida".

Además, son comunes las manchas solares (léntigos), alteraciones de la pigmentación que delatan un daño solar crónico. Sin embargo, el riesgo más grave es el desarrollo de cáncer de piel, incluyendo sus variantes más comunes y peligrosas como el melanoma, el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas.

Estadísticas que encienden las alarmas

La evidencia científica respalda esta advertencia con cifras contundentes. Un ">estudio realizado en campos de golf de España y publicado en la revista científica Actas Dermo-Sifiliográficas, revela una realidad preocupante. Según los datos de esta investigación, un 10,7% de los golfistas presentan alguna forma de cáncer cutáneo, lo que significa que más de uno de cada diez jugadores ha desarrollado la enfermedad.

Aún más alarmante es el dato sobre las lesiones precancerosas (queratosis actínicas): un 40% de los golfistas ya tiene este tipo de lesiones que, de no ser tratadas, podrían evolucionar a un cáncer.

Ante esta situación, los expertos hacen un llamamiento a la acción: "Tu pasión por el golf no debe poner en riesgo tu salud". La recomendación es clara y pasa por integrar la fotoprotección en la rutina de juego. Medidas como buscar la sombra siempre que sea posible, usar ropa adecuada de tejidos con protección UV, llevar sombrero de ala ancha y gafas de sol son fundamentales. La aplicación generosa y regular de un protector solar de amplio espectro es innegociable.

Finalmente, se subraya la importancia de la vigilancia activa de la piel y las visitas periódicas a un dermatólogo como la mejor estrategia para disfrutar del golf de forma segura y saludable a largo plazo.

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