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El golf ofrece al hombre jugar y al caballero actuar

El golf ya no es el juego de ocio de la nobleza, aunque mantiene la ética y la caballerosidad de entonces. Jugar al golf es mucho más.

José María García de Paredes en el Campeonato de Madrid Senior

Jugar al golf es la capacidad de mantener los nervios bajo control el máximo tiempo posible. Se practica a través de la reflexión y el método.
El golf es el fiel reflejo del alma y de la personalidad del jugador. Es y será siempre una experiencia atlética e intelectual. En lo atlético podemos considerar, como llaman los expertos, todas las variables funcionales básicas que un deportista debe contemplar a la hora de prepararse para la competencia, cualquiera sea su disciplina. Mientras que, en lo intelectual, es preciso identificar el sentido trascendente que hace del golf un deporte lleno de virtudes, retos y paradojas.
Además, la grandeza del golf reside en que es un deporte que iguala a todos los jugadores. Gracias al sistema de hándicap, golfistas de cualquier edad, sexo y nivel pueden competir juntos. Es sin lugar a dudas el deporte más igualitario y justo que hay. Es inimaginable un partido entre Carlos Alcaraz y un tenista que lleva meses jugando al tenis, tampoco es comprensible que el futbolista Vinicius no regatee a un novel en fútbol. Y así en todos los deportes, excepto en el golf, gracias al sistema de hándicap que iguala y equilibra a todos los jugadores. Es decir, una persona que se inicia en el golf puede medirse con un jugador de alta competición y NO ABURRIRSE.

De todos los deportes, el golf es el que más se acerca a ser un arte. Un auténtico reto contra uno mismo.



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