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Desde el centro del corazón

El golpe que sale del corazón y de las entrañas de cualquier golfista, el primigenio, el instintivo, el intuitivo, no es otro que el swing.

Swing de comienzo de partido

En un swing de golf, que dura apenas décimas de segundos y que puede alcanzar velocidades de más de 100 km/hora, se implica la coordinación de 124 músculos, un 25% de los que poseemos.
Si es más o menos ortodoxo, costará menos repetirlo. Si no lo es, no pasa nada; se repite una y mil veces hasta que el swing sea parte de ti mismo. 
En el golf, al contrario que en el tenis, pádel, fútbol, béisbol, etc, la bola está inmóvil, esperando que la golpees. Y una vez la bola está en el aire, es una cuestión de energía, de potencia. Pero cuidado, la bola puede acabar en lugares insospechados si no se canaliza esa fuerza al golpearla.
Los golfistas tienden a caer en la tentación tan recurrente de querer pegar la bola cada vez más larga con el drive, algo muy natural, pero muy dañino. El jugador debe entender que la distancia se adquiere a través de la experiencia porque el swing es cada vez más certero y más natural.
Para los que comienzan a jugar al golf el swing es un movimiento coordinado y equilibrado de todo el cuerpo en torno a un punto fijo y la clave del proceso es el equilibrio.
Pero también es uno de los movimientos más antinaturales y complejos que existen, por lo que lo mejor que podemos hacer, es preparar nuestro cuerpo para hacerlo de la forma más exitosa y segura posible. 

Una buena flexibilidad en las articulaciones nos permitirá tener un swing con un rango de movilidad completo. Una fuerza muscular mayor nos proporcionará un impacto más potente con el que podremos enviar la bola más lejos. Y un equilibrio y coordinación correctos son la clave para el control de los dos elementos anteriores y que sin duda nos ayudarán a tener mayor consistencia y por consiguiente tendremos un mayor porcentaje de acierto para dejar los golpes más cerca de nuestro objetivo. 

Para evitar lesiones, lo ideal sería hacer trabajo en el gimnasio, con ejercicios que combinen todos los componentes necesarios que intervienen en el swing, como la zona del pecho, hombros, columna dorsal, lumbar, codo, muñeca, brazos y piernas.

Que no importe cómo sea tu swing, sino lo que puede hacer por ti.


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