Es semana de pelotazos en el European Tour. Pelotazos figurados y literales. Se disputa el Joburg Open, un torneo que abre las puertas de par en par a aquellos jugadores que no tendrán muchas oportunidades de jugar esta temporada. Y allí estará Pedro Oriol, el madrileño encargado de abrir el fuego este año en los grandes circuitos. Hablamos con él unas horas antes de pegar el primer golpe oficial de la temporada.
Es semana de pelotazos en el European Tour. Pelotazos figurados y literales. Se disputa el Joburg Open, un torneo que abre las puertas de par en par a aquellos jugadores que no tendrán muchas oportunidades de jugar esta temporada. Y allí estará Pedro Oriol, el madrileño encargado de abrir el fuego este año en los grandes circuitos. Hablamos con él unas horas antes de pegar el primer golpe oficial de la temporada.
El Joburg Open es un torneo peculiar, ya que se celebra en dos campos diferentes de Sudáfrica el jueves y el viernes, lo que permite meter a muchos jugadores. Es más, estamos ante de una de las parrillas de salida más numerosas del año, con alrededor de 200 golfistas buscando un domingo que les cambie la vida, al menos la vida más inmediata. Es el caso de Oriol, que perdió la tarjeta el año pasado después de una sólida temporada a la que sólo le faltó el remate los fines de semana. Sabe que este año en el European Tour se la juega cada vez a todo o nada, pero no por ello siente más presión, más bien al contrario, lo asume con toda la naturalidad del mundo. “No siento ninguna presión. Voy a seguir como el año pasado, mejorar lo que creo que hice peor y seguir firmando cada tarjeta sabiendo que he hecho todo lo posible que estaba en mi mano. No tengo nada que perder. Cada torneo que juegue tengo que buscar el pelotazo, ya que este año las opciones son menores y mi liga es otra. Sería idóneo hacer un top cinco y clasificarme para jugar Abu Dhabi la siguiente semana”, asegura. Ideas claras.
Hemos hablado, claro, del pelotazo figurado, pero esta semana hay otro literal y tiene que ver con el recorrido Este del Royal Johannesburg and Kensington GC, el campo donde se jugarán el sábado y domingo las dos últimas rondas. Aunque es cierto que la bola vuela mucho por la situación geográfica del terreno, se trata de un monstruito de más de siete mil metros, lo que le convierte en uno de los más campos largos que se juegan en todo el año. Hay que pegarle duro, algo que no supone un gran problema para Oriol. “El recorrido Oeste es más fácil, con pares 5 asequibles y más francos; y el otro es más difícil, más estrechito y largo, donde los resultados normalmente son más altos. Respecto a su longitud, es así, pero relativamente ya que aquí jugamos a mucha altura y la bola vuela mucho, por lo que no tienes la sensación de que sea un campo larguísimo, al menos para mí”, afirma. Dicho esto, conviene poner las palabras de Pedro en cuarentena, pues hablamos oficialmente del pegador más largo del circuito Europeo el año pasado, por encima, sobradamente, de las 300 yardas de media. (El European Tour realiza este ranking entre los que contabilizan más de cien drives en una temporada).
Ya ven que es una buena semana para dar el pelotazo. Pero esto no es todo. Además, Oriol admite que se siente muy a gusto en este campo y en este país. “Aquí tengo buenos recuerdos y es un campo donde creo que puedo hacer un muy buen papel. Me entra por los ojos. Visualmente me gusta y me siento cómodo, algo que me sucede en general en Sudáfrica”, apunta.
No veremos, eso sí, demasiadas cosas nuevas ni en cuanto al material ni respecto al juego del golfista madrileño. No ha renovado los contratos del año pasado y está a la espera de alcanzar un acuerdo con alguna marca, mientras tanto la palabra clave es libertad, tanto en lo que se refiere a los palos, como al juego. El objetivo está claro: “voy a seguir jugando lo que me guste de verdad con libertad, ya que por ahora no estoy comprometido con nadie, solo la bola Titleist y los zapatos Footjoy. Buscaré jugar suelto y a por todas, swings comprometidos y así el domingo estaré contento seguro”, afirma.
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