Ayer se disputó el IV Open de Madrid de Profesionales Hickory en el campo de Villa del Escorial, una joya a los pies del monte Abantos. Las calles son rústicas pero cuidadas con esmero, los greenes, pequeños y colocados estratégicamente detrás de encinas y olmos, donde la “casa club” es un cuartito donde lo mismo hacen el control de tarjetas que te ponen un café, donde la terraza está bajo un techado artesanal que aloja mesas y sillas de resina para tomar la cerveza del 19, y comentar el palo adecuado para atacar el difícil 18. Ver álbum de fotos
El recorrido de Villa del Escorial fue testigo de lo poco que les importa a estos profesionales de golf histórico el frío y la niebla. Nada les frena, nadie les resta sus ganas de jugar y divertirse.
Freddy Lilly y otros maestros, como Armando Martín o Miguel Carrasco, son los impulsores de esta disciplina que busca la pureza del juego y que ya cuenta con un gran arraigo en países como el Reino Unido, Estados Unidos o Suecia.
El ganador fue Antonio Hortal con 59 golpes, seguido por Cristian Martín con 65 golpes y en tercera posición Andrés Rojano con 66 golpes.
El Circuito Hickory está orientado a jugadores profesionales con ganas de volver a los inicios del golf. Las pruebas de este Circuito se jugarán bajo las reglas de 1920 y será obligatorio cumplir las normas de vestimenta (acordes a 1920, bombachos, pajarita, corbata, camisa blanca, falda larga, gorra...)
Los participantes tienen que utilizar palos, bolsas, bolas y ropas anteriores a 1935, hoy en día casi una hazaña, no sólo por encontrar el material sino por jugar con palos de golf de madera, anteriores a 1935 y con varilla de madera.
El clásico set de palos hickory está compuesto por: Brassie (Madera), Mid-iron (Hierro 4), Mashie (Hierro 6), Mashie-Niblick (Hierro 8), Niblick (PW) y Putter.
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