Pedro Oriol no pudo evitar quedarse dos días casi congelado, muy triste, después de terminar a dos golpes del objetivo en la Final de la Escuela del circuito europeo. La suma de 421 golpes en seis tensas rondas de golf, 108 hoyos, le hubieran concedido los derechos completos de juego en el European Tour para 2016, pero Oriol sumó 423…
Pedro Oriol no pudo evitar quedarse dos días casi congelado, muy triste, después de terminar a dos golpes del objetivo en la Final de la Escuela del circuito europeo. La suma de 421 golpes en seis tensas rondas de golf, 108 hoyos, le hubieran concedido los derechos completos de juego en el European Tour para 2016, pero Oriol sumó 423…
Eso, después de una larga temporada en la que él, por juego y sensaciones, sentía que había estado más cerca que nunca de mantenerse en la primera división del golf continental. Tras la decepción, y según han ido pasando los días, tocaba hacer un análisis frío y un plan de trabajo a medio y largo plazo. “Todavía hoy me da rabia pensar en la Final de la Escuela. La verdad es que fue un poco el reflejo de lo que había sido todo el año: buen golf y falta de remate. De verdad que durante esa semana quizá jugué el mejor golf de toda la temporada. Sinceramente, dudo que hubiera allí muchos jugadores que lo hicieran mejor que yo de tee a green. Pero luego te pones a contar y resulta que durante la Final fallé trece putts de un metro. Eso es un drama”, recuerda el madrileño.
En este tipo de situaciones, y teniendo en cuenta que Oriol, a sus 29 años, lleva ya unos cuantos tratando de asentarse en la élite, la pregunta surge cruda y directa. ¿Hasta qué punto ha afectado el varapalo al jugador? Sus palabras, a día de hoy, brotan templadas. Buena señal. “Creo que este año, aunque los resultados no fueran los mejores, venía en una línea ascendente, y este final de temporada ha sido un parón, un frenazo. Pero enseguida he visto que tengo que mantenerme en la misma línea porque sigo teniendo toda la confianza en el equipo de trabajo que está conmigo. No hay duda alguna en ese sentido”, explica. Un equipo de trabajo encabezado por Marta Figueras Dotti, que es su entrenadora, tanto en la parte técnica como mental, y con dos preparadores físicos. Por un lado, Antonio Ferrer, con el que hace un trabajo más específico centrado en las capacidades que el golf demanda, y por otro Martin Siebelist, con quien trabaja la parcela física en su conjunto.
“Marta estuvo conmigo en la Final y la verdad es que el análisis era el mismo. Poco se puede decir o hacer si fallas trece putts de un metro. Pero poco a poco me voy quedando con que este año me he visto haciendo cosas muy buenas. Y lo más importante: confío en el método de trabajo y he sentido mejoras claras en la manera de pensar en el campo. Me queda asentarme más a la hora de rematar. Terminar de quitarme suciedad de la cabeza para rematar las semanas”, reflexiona Oriol.
Por último, tiene meridianamente claro el plan para el año 2016. “Voy a jugar todo lo que pueda del European Tour, que con la categoría que tengo quizá sean unos diez torneos, compaginándolos con el Challenge Tour para confeccionar un calendario de unas 25 semanas, aproximadamente. Me da rabia no tener un calendario más amplio en el circuito europeo, al menos como el de 2015, pero espero de verdad que este paso atrás haya sido para dar dos hacia adelante”, sentencia.
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