Siete años como profesional y 166 torneos en el mejor circuito del mundo avalan la victoria del tejano Patrick Reed en el Masters. Este es su primer Major, pero también su sexta victoria en el PGA Tour en un mes en el que sus resultados en los últimos torneos la presentaban como uno de los favoritos en una de las rondas dominicales más intensas de las últimas ediciones.

Una intensidad que fue en aumento a medida que se desarrollaba el juego con un ramillete de jugadores dispuestos a vestirse de verde. Especialmente Rory McIlroy que buscaba la forma de reconciliarse con Augusta. Sin embargo, el intento fue más breve de lo esperado y el hoyo 8 dejaba al norirlandés tocado.

Ahora el peligro para Reed lo protagonizaba su paisano Spieth. El duelo de tejanos llegaba hasta el 18 donde el de Dallas se dejaba un golpe imprescindible para mantener vivo el duelo. Así, con -13 en el casillero del ganador de 2015 y Jon Rahm en el agua del 15, Reed dependía de si mismo y de que Fowler, con -14 en la casa club, no le obligase a salir a playoff. Un último minuto de emoción antes de saber a quién vestiría de verde Sergio García y que Reed aprovechó para embocar el putt que le convertiría en ganador del Masters incrementando su cuenta corriente en casi dos millones de dólares.

Volviendo a la última jornada de Jon Rahm, y más allá del tropezón del 15 y de la ausencia de birdies en la recta final de la jornada, lo que el vasco ha dejado claro con su cuarto puesto en el Masters es que el encargado del ropero del Augusta National debería de ir pidiendo una chaqueta acorde a las hechuras del de Barrika. Pero como para eso aún queda un año habrá que ir pensando en el Open de España y que su primer Major llegue en los próximos once meses.