Marta Figueras Dotti debió jugar la Solheim Cup de 1990. La primera que se disputó. La golfista madrileña era una fija en el equipo europeo, pero un inoportuno tumor en la garganta le hizo perderse dos meses de competición y se quedó fuera. Aún hoy, 25 años después, tuerce el gesto con rabia cuando lo recuerda. Eso sí, que no haya jugado la Solheim no significa que no conozca todos los entresijos de esta preciosa competición que enfrenta a Europa y Estados Unidos cada dos años, y que comienza este viernes en el recorrido St. Leon-Rot de Alemania.
Marta Figueras Dotti debió jugar la Solheim Cup de 1990. La primera que se disputó. La golfista madrileña era una fija en el equipo europeo, pero un inoportuno tumor en la garganta le hizo perderse dos meses de competición y se quedó fuera. Aún hoy, 25 años después, tuerce el gesto con rabia cuando lo recuerda. Eso sí, que no haya jugado la Solheim no significa que no conozca todos los entresijos de esta preciosa competición que enfrenta a Europa y Estados Unidos cada dos años, y que comienza este viernes en el recorrido St. Leon-Rot de Alemania.
Nos sentamos a la mesa con Marta en algún lugar del campo teutón. Quién mejor que ella para adentrarnos en el corazón de la Solheim. Un año más ocupa un papel principal en el equipo de Europa. Otra vez volvió a sonar su móvil y de nuevo había una capitana al otro lado del teléfono. Fue hace unos meses: “Marta, qué, ¿nos echas una mano?”. Y Marta, claro, encantada. Su papel de asistente de Carin Koch es la expresión más auténtica del peso que tiene el golf español en la Solheim.
Marta se ocupa de que la capitana y las vicecapitanas no tengan que preocuparse por nada, especialmente cuando se trata de las españolas. No se separa de Azahara Muñoz y Carlota Ciganda. Si piden consejo, ahí está toda una ganadora del British Open y del LPGA Tour para brindárselo. Un lujo.
¿Un vaticinio? Se lo pedimos. Y se moja. Marta siempre se moja. Tiene la mosca detrás de la oreja. “Noto un ambiente de preocupación en Europa. Las estadísticas están ahí y todos sabemos lo difícil que es ganar tres veces”, asegura. Además, apunta a un arma, no precisamente secreta, de Estados Unidos. “Tiene una capitana espectacular. Juli Inkster ha venido aquí a llevarse la copa y ya sabemos lo competitiva que es. Lo ha demostrado siempre. No quiere ni maquillaje, ni uñas pintadas, sólo golf. Será difícil, pero Europa tiene un equipo muy, muy bueno y sólo debemos centrarnos en nosotras”, señala.
Marta avanza antes de que se conozca el nombre de las parejas que apostaría por un foursome Karine Icher-Azahara Muñoz y descarta a Carlota Ciganda con Suzann Pettersen. “Carlota me confesó ayer que no juega bien con ella, es como si se intimidara”, explica. Este son el tipo de cosas que deben manejarse en un colectivo. Información de primera mano y excepcional para la capitana.
Ella pudo ser la primera madrileña en la Solheim y lo cierto es que aún no ha habido ninguna. Figueras Dotti conoce perfectamente la cantera española y, por supuesto, la madrileña, así que le da vueltas a la cabeza y encuentra un nombre que bien podría estar pronto en esta competición. Es del RACE y se llama Marta Sanz. “Es una jugadora a la que yo vería perfectamente en una Solheim”, sentencia. Palabra de Marta.
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