La suerte en golf es una quimera, el engaño a uno mismo, la evidencia de nuestras carencias en el campo. Nadie dijo que esto era fácil y nadie sabe mejor que uno mismo que la suerte no existe. No aceptar las limitaciones del momento y jugar limpio de superstición y de azar es un triunfo que recompensa con buenos resultados.
El primer paso es dejar de fantasear y admitir nuestras carencias para mejorarlas. Mentar a la suerte, trae mala suerte y la única suerte es practicar, aceptar callar y seguir adelante. Jugar y dejar que el golf sea un juego donde seamos, la puerta final a ser un golfista completo. La suerte es el último eslabón
Una espectadora de un campeonato nacional le dijo a un jugador después de un golpe magistral:
-¡Qué suerte has tenido!
El jugador profesional la miró, guardó un instante de pulcro silencio y afectuosamente le dijo:
-Es verdad, he tenido suerte, y cuanto más practico más suerte tengo.
Para lograr un golpe maestro, hay que tener una rutina de ensayo muy lograda, como en casi todos los deportes. Cuantos más ensayos mejor, pero no sólo dar bolas y vaciar cubos y cubos de bolas, también en el putting green.
Aunque a veces parezca lo contrario, el golf es un amigo. Si lo tratamos así, seremos recompensados.