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  Los torneos Hickory regresan con fuerza en la FGM

 

Algunos de los participantes en una de las primeras pruebas en el Club Villa de El Escorial

 

por Óscar Maqueda

 

Freddy Lilly, director de Cetema, el centro de alto rendimiento de los equipos de golf de la Federación de Golf de Madrid, llegó desde Zarauz, Guipúzcoa, a finales de la década de los 80 buscando asesoramiento para su juego como profesional, pero terminó amarrado por el grip del corazón y ahora combina su trabajo desarrollando a los mejores jugadores madrileños con un nuevo y apasionante proyecto: los torneos hickory, una vuelta a la esencia del golf.

Lilly forma un binomio junto a Miguel “Michael” Carrasco, asesor técnico del Cetema y director de los equipos del Club de Golf La Dehesa, en Villanueva de la Cañada.

“Freddy y yo nos conocimos en ese club, donde compartíamos trabajo con la escuela de golf del club y amistad. Ahora seguimos reunidos en la FGM, y donde nos lleven las varillas de hickory”, comenta Carrasco.

Lilly se inició en el golf de Zarauz. “Y me sigo considerando de ese club, aunque llevo ya más tiempo en Madrid que en San Sebastián. Es un auténtico links. Una joya”.

Carrasco, por su parte, empezó en Somosaguas y continúo en La Dehesa, pero ambos se reunieron para convertirse en la primera pareja española que participara en el Campeonato del Mundo de Hickory que se celebró en Gullane, Escocia.

 


Miguel Carrasco y Freddy Lilly, los impulsores de la nueva generación vintage

“Empezamos participando en un torneo hickory que se celebró en Zarauz en 2016 con motivo del centenario del club. Jugamos un partido por la mañana con José María Olazábal. Jaizquíbel contra Zarauz, un partido muy bonito, y luego por la tarde un torneo de unas 90 personas”, recuerda Lilly.

“Y ahí empezó todo”, añade Carrasco. Poco tiempo después se embarcaban rumbo a Escocia.

"Nos picó, compramos unos palos y una bolsa, y rápidamente estábamos mirando cómo apuntarnos al Campeonato del Mundo", comenta Lilly. "Todo con mucha tensión porque los palos no llegaban a tiempo, mirando billetes de avión, alojamiento, a todo correr", añade Carrasco.

Ya de vuelta, las hazañas y aventuras atraen cada vez más adeptos y empiezan a sumarse golfistas por descubrir el pasado del golf.

Tras varias pruebas entre amisgos, todo empezará a tomar forma más oficial con la celebración del Campeonato Abierto de Madrid el próximo 15 de mayo en las instalaciones del Club de Golf Villa de El Escorial, nueve hoyos verdes entre El Escorial y Valdemorillo, con motivo de la celebración del 25 aniversario de la Asociación que lo fundó y del que Freddy, además, es uno de sus diseñadores. "Lo hicimos con mucho trabajo y pasión con unos antiguos caddies de La Herrería", dice Lilly.

"En esta ocasión se realizará en un recorrido algo más corto de lo que se hace habitualmente, pero en el torneo del Campeonato del Mundo se suele jugar en recorridos de no más de 5.000 a 5,200 metros", añade.

“Será un torneo abierto a todos, incluido niños, con unos pocos requisitos mínimos”, comenta Lilly, “se tienen que usar palos anteriores a 1930, con varilla hickory, y un atuendo adecuado de todo el que participe”.  

Algunos de las jugadoras y jugadores de la prueba realizada a principios de marzo en la FGM

“No se podrá usar guante, ni medidor, ni tees… bueno, igual con los niños somos más benévolos, pero de lo que se trata es de vivir la esencia del golf de antaño”, añade Carrasco.

Y volviendo a los orígenes, también lo harán muchas de sus reglas. “Jugar realmente como reposa la bola, si está empotrada pues la saca como puedas y si estás en una conejera... antes había todo tipo de palos para todo tipo de golpes. El dropaje de la bola, como entonces, por encima del hombro y hacia atrás… se trata de simplificar y volver a la originalidad de sus inicios”, comenta Lilly.

Los palos y su elección, además de la bola, son un tema importante. “La bola tiene que ser de compresión inferior a 50. Cualquier bola tipo “soft” cumple el requisito. Y hay un gran mercado de palos de época. Hay que tener algo de cuidado, por el estado y su antigüedad, pero los fabricantes más renombrados de entonces, como James Anderson -este tenía como sello distintivo una flecha- o Robert Forgan -que utilizaba una bandera como marca en la cabeza del palo- entre otros muchos, son fácilmente distinguibles, y hay muchos y de variados precios en internet”, señala Carrasco.

 

Un palo niblick, como un hierro pitching wedge o un 9, dependiendo de los grados de la cara, con la marca característica de su fabricante en forma de palo de golf .

 

“El torneo se jugará a 36 hoyos por la mañana -y no debería tardar más de tres horas en terminar-, seguido de una barbacoa, y un torneo por parejas por la tarde”, señala Lilly.

Y luego, vuelta al Campeonato del Mundo: “Fuimos pioneros, pero pinta que en la próxima edición seremos más españoles participando. En el torneo juegan jugadores profesionales y amateur durante cinco días. Más que un gran torneo, es una gran fiesta del golf. Y si esto sigue creciendo al ritmo que lo está haciendo, igual la siguiente edición se puede celebrar aquí, en nuestra casa”, señala Lilly.

El futuro dirá si se afianza el pasado.

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