Las primeras bolsas de golf, fabricadas en cuero, alcanzaban una altura de poco menos de un metro de alto. Su base, reforzada con metal, soportaba el peso de los palos y proporcionaba una base sólida y equilibrada para apoyar la bolsa. Carecían de bolsillos o compartimentos adicionales, presentando únicamente un hueco estrecho de unos 11 centímetros de diámetro para alojar los palos.

En la actualidad, las Reglas del Golf limitan a 14 el número máximo de palos permitidos en la bolsa. Un juego completo suele incluir 3 maderas, 9 hierros y el putter. Con esta variedad, los golfistas pueden afrontar prácticamente cualquier distancia y situación en el campo.

Cada golpe requiere un palo específico, cada uno con su peso y medida. El palo, herramienta fundamental en el golf, ha evolucionado constantemente para mejorar el juego, reduciendo su peso y aumentando su precisión. Los palos más comunes en la bolsa de un golfista son: el driver, una madera 3, hierros del 3 al 9 (en ocasiones reemplazados por híbridos), pitching y sand wedges, y un putter.

Adaptarse al palo y dominarlo con precisión es esencial en el golf. Es la clave para que este deporte sea una experiencia completa y no una simple sucesión de golpes.

Los hierros largos, como el 1 y el 2, han desaparecido prácticamente de las bolsas profesionales gracias a los nuevos materiales y tecnologías, y hace tiempo de las bolsas de los amateur. Incluso algunos jugadores prescinden de los hierros 3 y 4, sustituyéndolos por híbridos o maderas de calle 5, 7 o 9. 

Prioriza la versatilidad y la facilidad de juego al elegir los palos de tu bolsa.

Recuerda, la precisión es clave en el golf. ¡No regales ningún golpe al campo, ya que él no te regalará nada!