No dejes que unas gotas de agua arruinen tu día de golf. Si no hay tormenta eléctrica, jugar al golf bajo la lluvia tiene su atractivo. Lluvia, viento racheado, frío… Sigamos el dicho escocés de “mañana jugaremos, aunque haga bueno”.
No dejes que unas gotas de agua arruinen tu día de golf. Si no hay tormenta eléctrica, jugar al golf bajo la lluvia tiene su atractivo.
Lluvia, viento racheado, frío… Sigamos el dicho escocés de “mañana jugaremos, aunque haga bueno”.
Se puede jugar al golf con lluvia ligera, pero se tiene que dejar de jugar si hay una tormenta con rayos, en ese caso se tiene que suspender la partida y refugiarse en la casa club o cualquier lugar seguro (nunca debajo de un árbol).
La lluvia multiplica por dos las dificultades propias del juego, por eso es fundamental mantener la calma y procurar jugar con el máximo temple y cuidado.
Paciencia y método son palabras que toman protagonismo los días de lluvia. Pero también hace más fácil el recorrido porque una bola que va fuera de la calle no botará. El campo mojado es siempre más lento que el seco, lo que permitirá realizar golpes más arriesgados, atacando la bandera directamente.
Llevar guantes de repuesto, un traje impermeable y una buena toalla con la que poder secar el grip son fundamentales y sobre todo disfrutar al máximo del golf.
Y al final nos quedará la extraordinaria sensación de haber podido con el campo y con el tiempo.
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