Javier Colomo está a punto de subirse al taxi que le lleva al aeropuerto. Se vuelve a España desde Taiwán tras firmar una brillante séptima posición en el Yeangder Heritage. Es su mejor resultado en el Asian Tour en los últimos dos años.
Javier Colomo está a punto de subirse al taxi que le lleva al aeropuerto. Se vuelve a España desde Taiwán tras firmar una brillante séptima posición en el Yeangder Heritage. Es su mejor resultado en el Asian Tour en los últimos dos años. Mientras espera su traslado atiende a la Federación de Golf de Madrid para hablar sobre el gran momento que atraviesa su golf y, especialmente, sobre ese extraño idilio que mantiene con Taiwán. De sus cinco últimos top ten en Asia, cuatro han sido en el país chino. Curioso.
No siempre fue así de bien el trato entre Colomo y Taiwán. “No sé muy bien por qué se me da tan bien, pero es así, y eso que no empezó de la mejor manera. Aún recuerdo perfectamente que cuando jugué aquí en 2013 por primera vez me dije que no iba a volver más. Y me consta que no fui el único. Fue una semana horrible, con cosas muy difíciles de aceptar: una hierba muy dura, greenes muy movidos y en forma de flan, un campo injusto, golpes muy buenos que acababan fatal, botes traicioneros, un rough imposible para frenarla en green, una zona donde normalmente hace mucho viento... Todo mal. Había un montón de inconvenientes y me prometí no volver, pero claro... las circunstancias obligan. Tenía que volver y había que aprender a jugar en esas circunstancias y a aceptarlo”, explica el golfista nacido en Cáceres, pero afincado en Madrid.
Precisamente, esta es una de las grandes lecciones que le ha dejado Taiwán en los últimos años. Cuando se quiere, se puede. “Hay muchos que no terminan de aceptar esos obstáculos, pero yo lo conseguí. He aprendido a no quejarme cuando estoy aquí, a aceptar todo lo que venga y ahora lo que tengo que conseguir es trasladar esa misma actitud a otros campos y otras situaciones. Lo que he aprendido en Taiwán me debe servir en cualquier otra circunstancia. Seguramente, el campo también se adapta a mi juego, pero lo más importante es la actitud. Creo que es la clave ”, afirma.
En cuanto a esta semana, donde su juego ha brillado a un nivel extraordinario, Colomo asegura que hay varias claves. “Cinco días antes de venir a Japón (ha jugado dos semanas seguidas en Asia: Japón y Taiwán) fui a ver a una persona para que me viera el swing. No le estaba pegando bien a la bola desde hacía tiempo, andaba algo desesperado, hasta el punto de que incluso se me había vuelto a pasar por la cabeza la retirada. Quería buscar alguna solución, algo nuevo, sin embargo el miércoles en Japón, antes de empezar a jugar el torneo, entré en pánico. No estaba con confianza y pensaba que lo había fastidiado todo. No sabía ni cómo pegar la bola, pero como soy muy 'echao palante' salí a jugar y firmé una vuelta de par que me supo a gloria. Después, hice una sesión de prácticas muy buena y cogí una sensación espectacular. Quedé 44º en Japón, decente, y me presenté en Taiwán con una calma y una confianza muy extraña”, explica.
Al aspecto técnico que encontró, se le unió una serie de factores emocionales que le hicieron estar aún más metido durante la semana. “Ver ganar a Sergio el Masters me dio mucha confianza. Creo que nos demostró a muchos que no hay que dejar de creer. Además, este lunes me enteré que se había muerto un amigo que vivía en Tailandia. Se llamaba Thomas, era sueco y me afectó muchísimo. Fue la primera persona que conocí en Asia y estuve llorando tres o cuatro días. También iba por él este torneo. Quería hacer un esfuerzo grande y mi objetivo era dedicarle la victoria. No ha podido ser, pero estoy muy orgulloso”, afirma.
La historia con Thomas va mucho más allá de una buena amistad. Ha sido una de las personas que más ha creído en Javi y eso ha servido de aliciente para esta semana. “Siempre me decía que era muy bueno y que antes o después llegarían los éxitos. Tenía una frase de cabecera que era “to be a superstar”, pero no sólo en el juego, sino en la vida. Decía que había que sonreír, estar contento, ser simpático, buena persona y hacer la vida más agradable a los demás. Lo he escrito esta semana en la bola con la que he jugado y lo veía antes de cada golpe. Ha sido muy inspirador. Me llena de orgullo lo que he hecho esta semana. Hay que ser un caballero, como lo que se vio en el Masters con Sergio y Rose, más que tener picardía o mala leche. Yo creo que Thomas confiaba mucho más en mí que yo mismo. Estoy muy contento de lo que he hecho esta semana”, asegura.
Colomo mira al futuro con mucho optimismo. Ya tenía más de media tarjeta en el bolsillo y apenas llevamos un tercio de temporada. Sin embargo, más allá de los números, lo más importante son las sensaciones. “El juego está de repente muy bien. Tengo otra idea de swing y parece que funciona muy bien. El juego corto y el putt ya lleva tres años espectacular, muy sólido. Creo que esta semana ha sido un paso brutal. Se ha corroborado lo que pensaba. Estoy súper orgulloso, ya que antes de venir a Japón no las tenía todas conmigo. Cinco o seis días antes de coger el avión no sabía lo que podía pasar”, señala.
Así puede cambiar el golf de la noche a la mañana. Así es este bendito deporte. Colomo jugará la próxima semana el Alps Las Castillas en Cabanillas Golf.
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