El madrileño terminó con un vuelta de 79 golpes, aunque pasó el corte y tendrá opción de mejorar el fin de semana. Jiménez, líder en solitario del torneo.

El link de Muirfield se mostró implacable con el madrileño Gonzalo Fernández-Castaño y no le dio ni un momento de respiro. El viento cambió de dirección y eso le pilló un poco desprevenido, sobre todo en los primeros hoyos, “nunca había jugado el campo con este viento” y el jugador de Puerta de Hierro terminó esta segunda vuelta con 79 golpes (+7 en total).  “Mejor 79 que 80, y al menos estaré el fin de semana para intentar mejorar mi posición”.

Y aunque es un resultado muy alto, el día fue tan duro, sobre todo para los partidos de la tarde, que el corte fue en aumento hoyo  tras hoyo, a cada entrega de tarjeta, que al final quedó establecido en +8, con lo que pasaron casi todos los españoles, sólo se quedó fuera Álvaro Quirós por un golpe.

“La verdad es que no he jugado nada bien, ha sido un día muy complicado, con el campo muy duro y los greenes dificilísimos. Aunque eso no es excusa porque estaba igual para todo el mundo”, comentó el madrileño.  Y si no que se lo digan a Matteo Manassero o a Nick Faldo (+15), o al que puede perder el número 2 del mundo, Rory McIlroy (+12).

Si ya era difícil jugar por la mañana con el campo más duro que ayer, si cabe, los que salieron por la tarde, como fue el caso de Gonzalo, se encontraron ante una superficie marmolea en la que era imposible parar un approach o frenar un putt de los que se te van de las manos.

“Al menos me queda la satisfacción de que no ha sido por actitud, porque el campo no nos ha dado ni un segundo de relax y porque en ningún momento he bajado los brazos. Eso es lo más positivo. Y si hace años pensaba que los Grandes estaban lejos de mi alcance, ahora sé que puedo ganar un Major algún día”, dijo Gonzalo. Un cambio de actitud muy positivo del madrileño que desde luego hoy se defendió como gato panza arriba frente al monstruo de Muirfield.

Lo más positivo, es que las tornas han cambiado en lo alto de la clasificación, y ahora son los europeos lo que dominan este Open Británico con el veteranísimo Miguel Ángel Jiménez (-3) a la cabeza de todos ellos a sus 49 años. “Yo también tengo derecho a estar ahí arriba, no? No sólo los jóvenes”, bromeaba el jugador malagueño que levantó pasiones en el green del  18 con una sacada de búnker maravillosa, creada por las manos de un artista. Hasta Phil Mickelson tuvo palabras de alabanza para él: “Yo siempre llego media hora antes al campo para ver su rutina de estiramientos”, bromeó el zurdo americano. Quizá Seve, que tal día como ayer, 18 de julio, ganó su tercera Jarra de Plata hace 25 años en Royal Lytham & St. Anne’s, haya inspirado a los españoles.

Detrás le siguen el sueco Henri  Stenson, el inglés Lee Westwood, y los americanos Tiger Woods y Dustin Johnson todos con -2. Se lo han puesto fácil al número 1 del mundo, en segunda posición a un golpe, porque el Tigre sólo tuvo que hacer el par (no sin dificultad y gracias al birdie del 18) y esperar que el resto de sus competidores fallara, como así ha sido. Cayeron Zach Johnson (cuatro golpes), Ángel Cabrera que llegó a estar de líder con -4, pero  falló en los últimos cinco hoyos y acabó -1, o incluso Rafa Cabrera-Bello, que llegó a ir -4, agarrado al campo hasta el primer bogey del 12, para terminar sexto con -1.

“He salvado el tipo y el día, pese a que el bogey en el último hoyo me ha dejado un mal sabor de boca. Aún no he tenido tiempo de analizar la vuelta para ver dónde me he quedado corto, dónde me he equivocado de palo o por qué fallé aquí…. Pero en general, visto lo visto y los resultados que se están produciendo tan altos, estoy satisfecho de mi vuelta”.

Y no es para menos, porque sólo nueve jugadores han terminado por debajo del par del campo y Rafa es uno de ellos.

Mención especial a Eduardo de la Riva ha acabado con un +4 en total hoy en el puesto 34º en el Open de su debut, junto a jugadores Ryder como Martin Kaymer o Graeme McDowell, otro de los favoritos a la victoria.

La jornada final se presenta apasionante con un Jiménez de líder a mitad de torneo en un Major y un Tiger Woods acechando, a la chita callando.