El top ten en Merion se convierte en su mejor actuación en un Grande

Gonzalo Fernández-Castaño es de esa clase de jugadores que nunca deja de sorprendernos. A nadie se le escapa la calidad de su juego, pero desde que frecuenta los campos USA el madrileño está destapando el tarro de las esencias. Primero fue lograr entrar en el exigente PGA Tour sin pasar por la escuela, y ahora sus empeños se centran en ganar un grande.

Algo que ha dejado claro esta semana y que, además, está sobradamente preparado para hacerlo. La garra y la regularidad del madrileño le convierten en un firme candidato para entrar en ese exclusivo club de los ganadores de Majors que, hasta ahora, sólo admitió a dos socios españoles.

Después del Masters de Augusta, donde terminó empatado en el puesto veinte, el top ten de esta semana  le reconcilia con el U. S. Open donde nunca había pasado el corte, demostrando que ha crecido tanto que ya nada le viene grande. Ni siquiera compartir ronda con los dos mejores del mundo –como pasó el sábado- a quienes les dejó claro que no solo no les teme, si no que puede ganarles.

Tampoco fue un problema el exigente recorrido del Merion Golf Club al que le cogió la medida desde el primer día. Desde luego no fue un paseo militar. Al capitalino le tocó sufrir lo suyo, pero demostró que con regularidad se puede gestionar con éxito una visita que para otros resultó un infierno.

Al final, Merion quiso mostrarle al madrileño su cara más desagradable, y vengarse del birdie que le robaba en el hoyo uno castigándole con un inmerecido bogey en el 18 que le impidió repetir el 71 del primer día que le hubiera situado en octava posición.