Cuando lanzamos la bola sin salir de la calle, embocamos correctamente la bandera y con apenas uno o dos putts acabamos el hoyo, estamos jugando concentrados y enfocados en nuestro juego. Eso y no otro es el secreto del golf y del Mindfulness, “la conciencia plena” consiguiendo no sólo beneficios para nuestra salud, también para nuestro juego. Una simbiosis perfecta. El deporte es una forma en sí misma de mindfulness y por lo tanto de bienestar.
Cuando lanzamos la bola sin salir de la calle, embocamos correctamente la bandera y con apenas uno o dos putts acabamos el hoyo, estamos jugando concentrados y enfocados en nuestro juego. Eso y no otro es el secreto del golf y del Mindfulness, “la conciencia plena” consiguiendo no sólo beneficios para nuestra salud, también para nuestro juego. Una simbiosis perfecta.
El deporte es una forma en sí misma de mindfulness y por lo tanto de bienestar. No en vano, deportistas olímpicos lo utilizan entre sus técnicas de entrenamiento; lograr un buen desempeño en el deporte está conectado con lo que se está haciendo en el momento presente.
Entre los principales beneficios que se le atribuyen al mindfulness: una reducción importante del stress y la angustia, un descanso más profundo y un sueño más reparador, equilibrio de las emociones, incremento del bienestar interior, la mejora del rendimiento (laboral o deportivo), disminución del dolor y protege de padecimientos psíquicos.
En un swing de golf, que dura apenas décimas de segundos y que puede alcanzar velocidades de más de 100 km/hora, implica la coordinación de 124 músculos, un 25% de los que poseemos. El aquí y el ahora son vitales en el golf. Conectarse con nuestros sentidos y liberar la mente de todo aquello que pueda obstaculizar una buena ejecución, concentrados y enfocados para poder lograr nuestros objetivos y disfrutar del juego.
No pensar en el resultado durante el partido. Cuatro pensamientos de resultado suponen un golpe más en tu tarjeta. Concentrarse en que la bola vuela y sigue volando hasta parar cerca de la bandera y el putt entra. Vivir el momento presente sin adelantar acontecimientos.
“Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos el puente” Julio César
Adicionalmente está la belleza de los campos de golf, el olor a hierba fresca, la brisa, la fauna y los paisajes que propician esa conexión espiritual.
Al ser un juego diurno, los rayos del sol nos ayudan a obtener más vitamina D, que está ampliamente vinculada con el bienestar. El golf necesita el mindfulness y además lo propicia.
De hecho entrenadores y deportistas como Tiger Woods o Rory Mcllroy, vinculan en alto grado el desempeño deportivo con factores psicológicos.
Mcllroy después de ganar por 8 golpes el US Open en el 2011 atribuyó su éxito a la importancia de “estar en el momento”.
La próxima vez que vayas a un campo de golf aprovecha para mejorar tu juego y tu bienestar emocional, poniendo el móvil en silencio y disfrutando cada uno de los golpes a lo largo de los 18 hoyos. La concentración en “el aquí y el ahora” no es algo que se logra de la noche a la mañana, pero si lo haces de manera disciplinada, no solo mejorarás tu hándicap, sino también tu calidad de vida.
El golf es mucho más que un deporte; es una inversión en nuestra salud y un beneficio para el sistema público.
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