El abuso de practicar golf rodeados de belleza, de paisajes que propician una conexión espiritual, paseos de casi 10 kilómetros (si se juegan 18 hoyos), el olor a hierba fresca, la brisa, la fauna, donde el silencio envuelve nuestro juego, puede hacerse crónico y compulsivo. De un día bueno en golf le siguen veinte malos. En una jornada de golf todo puede pasar y no pasa nada si no es nuestro día. No hay que tener prisa y menos en golf.
El abuso de practicar golf rodeados de belleza, de paisajes que propician una conexión espiritual, paseos de casi 10 kilómetros (si se juegan 18 hoyos), el olor a hierba fresca, la brisa, la fauna, donde el silencio envuelve nuestro juego, puede hacerse crónico y compulsivo.
De un día bueno en golf le siguen veinte malos. En una jornada de golf todo puede pasar y no pasa nada si no es nuestro día. No hay que tener prisa y menos en golf.
El golf es un deporte de superación, con más días bochornosos que brillantes, con más golpes horribles que sublimes. Es prometedor, fascinante y tentador, pero también es humillante y desmoralizador. La dualidad glorioso-diabólico es probablemente lo que convierte al golf en uno de los deportes más cautivadores que existen.
Entre los principales beneficios se le atribuyen a los deportes y en particular al golf es una reducción importante del estrés y la angustia, un descanso más profundo y un sueño reparador, un mayor equilibrio de las emociones, incremento del bienestar interior, la mejora del rendimiento, disminución del dolor y la reducción de padecimientos psíquicos.
El golf es sinónimo de salud. Todo son efectos beneficiosos; bienestar físico, psíquico y social. Al ser un juego diurno, los rayos del sol nos ayudan a obtener más vitamina D, fuertemente vinculada al bienestar. Y si encima, ese día juegas bien, la sensación de plenitud es máxima.
Todo ventajas.
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