Llega la Semana Santa y tenemos más tiempo para compartir unos y otros, y unos con los otros, grandes y pequeños.
Y qué mejor modo que aprendiendo, entrenando o jugando juntos al golf.
Aquí van unos pequeños consejos para que todo sea genial:
Salid a jugar a última hora.
Con el cambio de hora tenemos un poco más de luz, así que más tiempo para jugar. Y ese tiempo extra es, posiblemente, el mejor para compartir una ronda de prácticas, cuando la instalación esté menos congestionada. De esa forma, los nuevos aprendices tienen más fácil repetir sus golpes, y tú la tranquilidad de no estar ralentizando al grupo de detrás.
Vamos a divertirnos
Cuando los peques están empezando en la magia del golf, no necesitan -ni quieren- que se les corrija en todo momento, eso ya lo tiene en sus clases con profesionales. Lo que más desean es disfrutar. Si con 7 años hace un buen golpe, tú gritas: “¡Gran golpe!”, y si el golpe es malo, comentas: “¡Buen swing!”. Motivación y diversión.
El equipo correcto
Muchas veces, sus primeros equipos pueden ser demasiado largos, demasiado pesados y con varillas demasiado rígidas. Típicos problemas que conllevan una ralentización en el aprendizaje. Son momentos en los que crecen más rápido de lo que nos da tiempo a adecuarnos, pero un mal equipo reduce las probabilidades de alcanzar más rápido lo más importante: divertirse.
Etiqueta, y más etiqueta
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