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Diario del Open: Mil maneras de preparar un Grande, el que la lleva la entiende

¿Hasta dónde puede llegar la milimétrica preparación de un Open Championship?

¿Hasta dónde puede llegar la milimétrica preparación de un Open Championship? Seguro que muchos de ustedes pensarán que se estudia con escuadra y cartabón, que se analiza cada detalle, que se observa con microscopio cada palmo de hierba de links para decidir dónde se puede ir y dónde no, en qué parte del green es mejor estar, cuál es el lado malo de cada hoyo o qué hacer si sopla éste u otro viento. En definitiva, en los tiempos que corren lo lógico sería no dejar al arbitrio del azar ni el más mínimo detalle. Pues buen, hay de todo… Y aquí van algunos ejemplos.

Justin Rose llegó el miércoles de la semana pasada a Royal Portrush. Sí, ocho días antes del ‘pitido inicial’ del torneo. Es una preparación exhaustiva. Así entiende el inglés el golf y los links. “Cuantas más vueltas se le den, más se conoce y mejor se le puede atacar”, asegura.

No todos son tan concienzudos o matemáticos. Hay otros jugadores que se mueven mejor en el terreno de las sensaciones y tienen más flexibilidad. ¿Se imaginan jugar en un Grande sin haber pisado el campo el día antes? Esto parecería un sacrilegio… Pues bien, cada vez sucede más. Es algo así como la calma antes de la tormenta.

Esta semana, sin ir más lejos, Jon Rahm ha apostado por esta estrategia. Bien es cierto que no ha sido algo pensado al milímetro, sino más bien improvisado. El de Barrika tenía previsto jugar unos hoyos a las ocho de la mañana y hacía tan mal tiempo que ha preferido descansar y mantener los niveles de energía al máximo para el jueves.

Tiger Woods también ha optado por no salir a jugar este miércoles. Son ya tres grandes consecutivos con la misma estrategia. En el PGA se quedó en casa porque no se encontraba al ciento por ciento por culpa de un resfriado, en Pebble Beach, US Open, estuvo pateando todo el día previo y aquí no ha salido del campo de prácticas. El que la lleva, la entiende…

En el apartado de los más metódicos está Adrián Otaegui. El golfista español, que debuta en el Open, jugó 18 hoyos el lunes, otros 18 el martes y este miércoles apenas ha salido a jugar para disipar una duda que le había quedado de la estrategia. En realidad sólo quería jugar el hoyo 9, pero ha aprovechado y ha hecho otros cuatro.

¿Por qué el hoyo 9 se preguntarán? Pues es simple. Después de dos rondas de entrenamiento no había terminado de decidir cómo iban a jugar el hoyo desde el tee. Además, hoy se esperaba un viento distinto y querían tener más referencias. Hay unos búnkers estratégicamente colocados en la calle y Adrián quería decidir si jugaba corto o no. La diferencia es notable. De tener un segundo golpe de 160 metros a otro de unos 130. Con viento contra puede llegar a pegar un hierro 4 o 3 según esté la bandera más corta o más larga. ¿Cuál ha sido la decisión final? Jugar corto y tener un segundo tiro más largo… Ya saben, en los links, los búnkers, cuanto más lejos, mejor…

Y así se viven las horas previas en la trastienda de un Grande golf…

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